Furgencio y el Agujero Negro del Desagüe de la Ducha
La vida de Furgencio, como ya sabéis, era una sucesión de pequeños (y a menudo cósmicos) desastres. Esta vez, el enemigo era más mundano, pero no menos implacable: el desagüe de su ducha se había atascado. Un nudo de pelos, jabón y quizás algún calcetín extraviado (nunca se sabe con Furgencio) impedía el paso del agua, convirtiendo cada ducha en una improvisada piscina.
«¡Bah, esto es pan comido!», masculló Furgencio, recordando vagamente el desastre del grifo y el Gloop interdimensional. Pero esta vez, sería diferente. En lugar de un tutorial de internet, optó por la «solución de los expertos»: un desatascador químico extra-fuerte que compró en una tienda de «todo a cien». El envase prometía «potencia sin límites» y advertía de «no inhalar los vapores de la dimensión Xylos». Furgencio, por supuesto, ignoró la segunda parte.
Siguiendo las (pocas) instrucciones, Furgencio vertió el líquido azul fluorescente por el desagüe. Hubo un burbujeo extraño, un silbido bajo y un olor que recordaba a almendras amargas y a una central nuclear sobrecargada. En lugar de despejarse, el agua comenzó a girar, no como un remolino normal, sino como un pequeño y amenazante ojo negro en el centro de la bañera.
«¡Anda! ¡Qué buen efecto visual!», pensó Furgencio, maravillado. Pero entonces, una de sus cuchillas de afeitar, olvidada en el borde de la bañera, se deslizó misteriosamente hacia el ojo y desapareció con un suave «¡plop!». Luego, una mota de polvo, después una bolita de pelusa del albornoz. Era oficial: Furgencio había creado un micro-agujero negro en su ducha.
El agujero, aunque diminuto, tenía un apetito voraz. Primero se tragó el jabón, luego la esponja, y después el gato del vecino, que había entrado sigilosamente buscando restos de comida. «¡Miau! ¡Glup!», fue lo último que se escuchó del pobre Minino.
Furgencio entró en pánico. «¿Cómo tapo un agujero negro?», se preguntó. Intentó con una alfombrilla de baño, pero fue engullida al instante. Luego, su toalla más grande, que desapareció sin dejar rastro. La succión del agujero creció, y de repente, la gravedad en el baño empezó a comportarse de forma errática. Los cepillos de dientes flotaban hacia el techo, el inodoro vibraba sospechosamente y las balduras del suelo empezaron a levitar lentamente.
Furgencio, intentando agarrarse a algo, soltó un grito al ver su propio champú levitar y ser succionado. Se aferró al borde de la bañera, su cuerpo pendiendo peligrosamente sobre el vórtice oscuro. La fuerza gravitatoria del micro-agujero era tal que sus propias piernas empezaron a estirarse, sintiendo que sus átomos se alineaban con algún destino desconocido.
En un último y desesperado intento, Furgencio arrancó el tapón de goma de la bañera y lo lanzó al agujero, esperando que lo «sellara». El tapón fue succionado, pero en lugar de detenerse, el agujero negro emitió un sonido de «¡PFFFFFT!» y, con un último estruendo, escupió violentamente una caja de regalo con un lazo brillante.
Furgencio, sorprendido, se incorporó. «¿Un regalo? ¡Por fin!», exclamó con una esperanza ingenua que solo él podía albergar. Se acercó a la caja, que parecía recién caída del cielo (o de un desagüe). La abrió con cautela. De su interior, de forma inesperada y con la fuerza de un resorte, saltó un guante de boxeo gigante que le propinó un gancho directo a la mandíbula. Furgencio giró sobre sus talones y cayó al suelo con un «¡Ouch!» ahogado.
Mientras Furgencio yacía aturdido, la caja, aún abierta, emitió una risa escalofriante, grave y maliciosa, al más puro estilo Joker, que resonó por todo el baño. El agujero negro había desaparecido, y en su lugar, quedaba la caja y un Furgencio noqueado, con un ojo morado y la certeza de que el universo, esta vez, se había reído en su cara.
Moraleja: Algunos problemas se solucionan llamando a un fontanero. Otros, te dan un puñetazo, se ríen de ti, y te dejan con más preguntas que respuestas.
Capitulos todos los Miércoles y sábados a las 09:00!
No se te vuelva a ocurrir usar liquidos desatascadores, sobre todo en la ducha!
Lo mejor es abrir y meter una guía de electricista para empujar la mierda y si es con gancho mejor, porque puedes sacarla para fuera.
En los lavabos, tapar el agujero de seguridad con una buena cinta americana y usar un desatascador de toa la vida para meter presión y que desatasque, si no se desatasca, abrir el sifón debajo del lavabo y limpiar a conciencia.
Pero no hay liquido desatascador mágico, son todo mierdas que no valen para nada.
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Lo mejor es abrir y meter una guía de electricista para empujar la mierda y si es con gancho mejor, porque puedes sacarla para fuera.
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Pero no hay liquido desatascador mágico, son todo mierdas que no valen para nada.